Huevas de pescado, un mundo repleto de infinitos manjares

Las huevas del pescado, que hay que diferenciar del famoso y cotizado caviar, son muy ricas y nutritivas. Además de las huevas de trucha y las huevas de salmón, posiblemente las más conocidas, también hay que destacar las  de merluza, muy populares en España.

Los escandinavos consumen sobre todo huevas de bacalao, y en el Mediterráneo se preparan y elaboran huevas de diversos pescados. Generalmente se prepara con huevas de mújol, pescado muy apreciado en algunas zonas pero denostado en otras, ya que suele alimentarse en aguas no demasiado limpias. Pero ello no significa que estas huevas de pescado no tengan buen sabor ni propiedades nutritivas: tienen ambas cosas, y son perfectamente aptas para consumo.

Las huevas de atún son otra opción como aperitivo, que se sirve cortado en láminas muy finas, con un poco de  aceite de oliva virgen y acompañado de almendras tostadas o fritas.

Cómo preparar la huevas de pescado blanco

Con las huevas de pescado blanco como el gallo  o el lenguado, se puede preparar un paté que los griegos llaman «taramosalata». Se extraen con cuidado, se cuecen en agua con sal y se elimina la  piel y las venitas.  Se ablanda la miga de media barra de pan de la víspera en leche se escurrimos bien, para mezclar después con las huevas de  pescado con ayuda de una batidora.

Se añade  un  decilitro de aceite virgen de oliva y el zumo de un limón, pasando después todos estos ingredientes a un bol. Se agrega una cebolla muy picada y 150 gramos de queso fresco o requesón,  mezclando todo bien a continuación. Para acabar, espolvorear con pimienta blanca recién molida y dejar enfriar. Servir sobre pequeñas tostadas de pan, a modo de exquisito aperitivo con sabor a mar.


Otra alternativa muy práctica es comprar las huevas de salmón, de tucha o de mújol, a través de Mundisa, la tienda gourmet  online. Estas huevas de pescado cambiarán el color de una mesa de aperitivos, y son perfectas sobre blinis o sobre una loncha de salmón ahumado. También realzan el sabor de un plato como una crema de verduras o un revuelto. En el caso de las huevas de mújol, quedan extraordinarias sobre unos huevos  fritos.

Soñadora e idealista pero con los pies en el suelo y con una visión muy clara de la realidad. Quizás sea toda una paradoja en sí misma que traduce en una insana curiosidad por todo lo que la rodea.