HACER VAINILLA CON PLÁSTICO RECICLADO

Actualmente los plásticos pierden alrededor del 95% de su valor como material después de un solo uso. Fomentar una mejor recogida y uso de estos residuos es clave para abordar el problema mundial de la contaminación por plásticos. El reciclaje inteligente cada vez llega a más ámbitos de nuestra vida. No obstante, aún queda un largo camino para que los plásticos dejen de contaminar nuestro entorno.

¿Te imaginas que una vaina de vainilla se pudiera elaborar a partir de plástico reciclado? Recientemente científicos han conseguido convertir botellas de plástico utilizadas que se habían tirado a contenedores de reciclaje en aromas de vainilla utilizando bacterias genéticamente modificadas.

Parece ciencia ficción ¿verdad? Pues resulta que las botellas de plástico se pueden reutilizar como componentes químicos gracias a esas bacterias modificadas con ingeniería genética. Las botellas que se reciclan a día de hoy exclusivamente se pueden convertir en fibras opacas para ropa o alfombras. Logros como convertir plástico en vainilla podrían significar un gran avance para la Tierra y el ecosistema. Investigaciones recientes mostraron que las botellas son el segundo tipo más común de contaminación plástica en los océanos, seguidas de las bolsas de plástico.

La bacteria que transforma el plástico en vainilla

Sabemos que suena muy raro, pero lo cierto es que es tal cual estás leyendo. Mediante un trabajo de ingeniería con Escherichia Coli común, lograron descomponer a un nivel básico el ácido tereftálico derivado del PET en vainillina. Este compuesto se encuentra principalmente en los frijoles de vainilla, siendo estos responsables de su característico aroma y sabor, muy empleado en diferentes preparaciones culinarias.

Este avance biotecnológico fue planteado por los investigadores a favor del desarrollo de una economía circular, en tiempos marcados por una tendencia hacia conductas sustentables. De esta forma, se conseguiría disminuir la contaminación por plástico y obtener subproductos utilizables tras su reciclaje. Aunque sea posible reciclar el PET, en la práctica no ha sido una alternativa que haya tenido mucho éxito. El motivo es que su reutilización generalmente va destinada a la creación de más subproductos plásticos.

La generación de vainillina a partir de plástico podría contribuir en gran medida a resolver el problema global en torno a la contaminación. Además, gracias a esta elaboración se generaría una nueva cadena de trabajo en torno a este discutible material. Por el momento la idea sigo bajo análisis científico para confirmar si es posible desarrollar un proceso industrial adaptado a esta dinámica. Y lo más importante, verificar si la vainillina que producen es realmente segura para el consumo humano.

La vainillina es un valioso producto químico a granel utilizado para elaborar productos farmacéuticos, productos de limpieza y herbicidas. Sea como sea lo cierto es que la demanda de vainilla no deja de crecer a nivel mundial. ¿Será quizás está una solución a dos problemas?